El diálogo entre Juan y Javier nos introduce a una profunda reflexión sobre la influencia de Saturno en Piscis, una combinación astrológica que desafía nuestra necesidad de control y nos invita a abrazar la incertidumbre. Saturno, el planeta de la estructura y el tiempo, asociado al arquetipo de Capricornio, busca la estabilidad y la certeza. Como explica Javier, «Saturno y Capricornio son los signos a los que les encantaría que la incertidumbre no existiera». Sin embargo, al entrar en Piscis, el signo de la disolución y la fantasía, Saturno se ve confrontado con la naturaleza caótica e incierta de la vida.

Esta tensión se manifiesta en distintos ámbitos de la experiencia humana. En el ámbito laboral, por ejemplo, Saturno en Piscis cuestiona la búsqueda de la seguridad y la estabilidad a toda costa. «El ego quiere lo seguro», dice Javier, «el trabajo seguro donde se pueda pensionar». Pero esta búsqueda de certezas puede llevarnos a una vida monótona y carente de sentido, como «un viejo gruñón» que se aferra a lo conocido.

En las relaciones de pareja, la necesidad de control puede manifestarse como un intento de «castrar posibilidades para tener el control y el poder», como lo describe Juan. La certeza de que la pareja «nunca se va a ir» puede llevar a la desidia y al estancamiento, «matando el amor» y la espontaneidad. La incertidumbre, en cambio, nos invita a «conquistar» al otro día a día, a mantener viva la llama del amor.

Saturno en Piscis también nos confronta con la ilusión. Como explica Juan, Piscis representa la «fase 12», la fase de la disolución, donde las estructuras que creíamos sólidas se desmoronan. Nos invita a «despertar de este sueño» y a cuestionar las «certezas» que nos hemos construido, como la idea de que el dinero, los seguros o las instituciones nos garantizan la seguridad absoluta.

El ejemplo de la Organización de las Naciones Unidas, creada para evitar otra guerra mundial, ilustra cómo estas estructuras pueden fallar. «En este momento vemos que las resoluciones que hacen no sirven para nada», comenta Juan, «porque todo el mundo está en guerra». Saturno en Piscis nos recuerda que «nosotros como seres humanos somos incertidumbre total», que la naturaleza es «incontrolable» y que la vida está llena de imprevistos.

A través de la imagen de «dos lunas invertidas», Javier describe cómo la necesidad de certeza puede llevar a la muerte de la relación, a un estado de estancamiento donde cada uno se encierra en sí mismo. Saturno, «el dueño del tiempo», nos va consumiendo poco a poco, recordándonos que la vida es finita. «Es un día menos», dice Javier, «donde no se ha dado cuenta que iba a aprender a vivir más».

En conclusión, Saturno en Piscis nos llama a un profundo proceso de transformación. Es una invitación a soltar el control, a aceptar la incertidumbre como parte integral de la vida y a encontrar la libertad en la fluidez. Es una oportunidad para conectar con nuestra intuición, con nuestra creatividad y con la sabiduría que se encuentra en el misterio. Es un llamado a vivir con mayor autenticidad, presencia y amor, reconociendo la fragilidad y la belleza de la existencia.

La segunda parte del video:

El ser humano, en su búsqueda incansable de seguridad y estabilidad, se aferra a las certezas como un náufrago a una tabla en medio del océano. Construimos muros, establecemos rutinas, firmamos contratos, todo con la ilusión de controlar lo incontrolable, de predecir lo impredecible. Sin embargo, la vida, en su sabiduría infinita, nos recuerda constantemente que la única certeza es la incertidumbre, que el cambio es la única constante.

Desde una perspectiva astrológica, este momento se presenta particularmente significativo, con Saturno en Piscis y Plutón en Acuario. Saturno, el planeta de la estructura y la limitación, se encuentra en Piscis, el signo de la disolución y la trascendencia. Esta combinación nos invita a cuestionar las estructuras que hemos creado, a disolver las fronteras que nos separan de nuestra esencia más profunda. Plutón, el planeta de la transformación, en Acuario, el signo de la innovación y la libertad, nos impulsa a romper con los viejos paradigmas, a reinventarnos y a construir un futuro más humano y consciente.

Saturno en Piscis nos recuerda que las certezas que tanto ansiamos son, en realidad, ilusiones que nos impiden vivir plenamente. Como el mito de Saturno devorando a sus hijos, nos aferramos a ideas fijas, a relaciones estáticas, a trabajos monótonos, por miedo a lo desconocido, a la incertidumbre. Y al hacerlo, nos consumimos a nosotros mismos, nos impedimos crecer y evolucionar.

La incertidumbre, por el contrario, es el motor de la vida, la fuente de la creatividad y la innovación. Es en el caos, en lo impredecible, donde encontramos la oportunidad de reinventarnos, de descubrir nuevas posibilidades, de conectar con nuestra verdadera esencia. Como el ave fénix que renace de sus cenizas, la incertidumbre nos permite liberarnos de lo viejo, de lo que ya no nos sirve, para dar paso a lo nuevo, a lo que nos permite ser más auténticos, más libres.

En el ámbito de las relaciones, la incertidumbre se vuelve esencial para el florecimiento del amor. Buscar una pareja «segura», que nos brinde la ilusión de permanencia y estabilidad, es un camino que conduce a la frustración y al estancamiento. El amor verdadero se nutre de la incertidumbre, de la libertad de elegirnos cada día, de construir la relación en el aquí y el ahora, sin garantías ni contratos que nos aten.

La analogía del matrimonio como un compromiso con uno mismo, y no con el otro, es particularmente reveladora. Al casarnos con nuestra propia libertad, con nuestra capacidad de cambio y evolución, permitimos que la relación fluya, que se transforme, que se adapte a las circunstancias. De esta manera, el amor se convierte en un viaje compartido, en una danza constante entre la certeza y la incertidumbre, entre la estabilidad y el cambio.

La muerte, al igual que la incertidumbre, es un proceso inherente a la vida. No se trata solo del evento final, sino de una constante transformación, de un continuo morir y renacer. Cada día, ideas, relaciones, proyectos, mueren para dar paso a nuevas experiencias, a nuevas oportunidades. Al ser conscientes de este proceso, al aceptarlo como parte natural de la vida, nos liberamos del miedo, del apego, y nos abrimos a la posibilidad de vivir con mayor plenitud.

La psique humana, con su complejidad y profundidad, también se ve afectada por la interacción entre Saturno y Plutón. Nuestras emociones, pensamientos y creencias no son entidades aisladas, sino que se interconectan, se influyen mutuamente, creando una red invisible que nos conecta con nosotros mismos y con los demás. Al hacernos cargo de nuestra psique, al tomar conciencia de nuestras emociones, de nuestros patrones de pensamiento, nos convertimos en co-creadores de nuestra realidad, generando ondas de bienestar que se expanden a nuestro alrededor.

En este sentido, la analogía del sanitario como una herramienta para canalizar y liberar las emociones tóxicas es particularmente ilustrativa. Así como en el pasado nos hicimos cargo de los excrementos humanos para mejorar nuestra salud física, ahora debemos aprender a gestionar nuestras emociones, a liberarlas de forma consciente, para construir un mundo más sano, más armonioso.

El diálogo entre Javier y Juan nos invita a una profunda reflexión sobre la vida, la muerte, el amor y la transformación. Nos desafía a cuestionar nuestras creencias, a abrazar la incertidumbre, a construir un futuro más humano y consciente. Nos recuerda que somos seres en constante evolución, que la vida es un viaje de autoconocimiento y transformación, y que la incertidumbre es la brújula que nos guía en este fascinante camino.

Como psicólogo y astrólogo, los invito a que se permitan sentir la incertidumbre, a que la abracen como una oportunidad para crecer, para crear, para amar. Los invito a que se cuestionen las estructuras que los limitan, a que se liberen de las certezas que los estancan. Los invito a que se conecten con su esencia más profunda, con su capacidad de transformación, con su poder co-creador.

La vida es un misterio, una danza constante entre la luz y la sombra, entre la certeza y la incertidumbre. Atrévanse a vivirla con intensidad, con pasión, con la conciencia de que cada momento es único e irrepetible.

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