El reciente ingreso de Saturno en Aries, un evento que ocurre cada 29 años, marca el inicio de un nuevo ciclo de gran relevancia para todos. Este tránsito nos invita a una profunda reflexión y acción, especialmente porque donde Saturno transita, trae consigo exigencia y un llamado a la disciplina.
Saturno en Aries nos confronta con la realidad de los límites y la finitud de las cosas, desafiando la ilusión de una vida sin riesgos o sin fin. Nos obliga a aterrizar en la realidad, a reconocer que no somos infinitos y que el tiempo pasa, lo que nos permite estar más presentes y valorar lo que tenemos. Es un momento para dejar de procrastinar y asumir la responsabilidad de nuestro destino, tomando el control de nuestras vidas y aceptando las consecuencias de nuestras decisiones.
Este tránsito actúa como un catalizador para el crecimiento y la madurez, forzándonos a salir de la victimización y la fantasía. Nos impulsa a enfrentar los miedos y a soltar aquello que ya no nos sirve, aunque duela, para poder renacer y transformarnos. Saturno, el «gurú» del zodiaco, nos enseña que las dificultades son oportunidades para desarrollar virtudes, talentos y una profunda conexión con nuestra alma.
Es crucial entender que este período no es de descanso, sino de construcción y edificación. Es la hora de levantarse y «madrugarle a la vida» en aquellas áreas que lo requieren. Las recompensas de Saturno llegan con el esfuerzo, la disciplina y la constancia, recordándonos que «nada es gratis» y que la superación de los retos nos forja y nos hace más fuertes.
