El universo, en su infinita sabiduría, nos envía señales y nos invita a adaptarnos a sus ritmos. Actualmente, una poderosa conjunción de energías nos llama a la acción y a la introspección: la Luna Nueva en Géminis y la entrada de Saturno en Aries. Estos eventos astrológicos no son meras coincidencias; son catalizadores de un «nuevo tiempo» que nos exige discernimiento, negociación y una renovada conexión con nuestra esencia.

Los signos mutables, como Géminis, poseen una capacidad innata para el cambio y la adaptabilidad. En el hemisferio norte y sur, pasamos de un clima agradable a uno extremo, ya sea verano o invierno, y esta cualidad mutable de Géminis nos permite amoldarnos activamente a lo que sucede en el exterior. La Luna Nueva en Géminis se presenta como una puerta de entrada a uno de los aspectos más interesantes del año, marcando el inicio de esta nueva etapa.

Saturno, por su parte, es el Cronos que mide el tiempo y establece estructuras. Su entrada en el grado cero de Aries simboliza el comienzo de estos nuevos tiempos, un borrón y cuenta nueva, una invitación a la renovación. Como bien se ha mencionado, Saturno en Aries es un «tiro en la cabeza», una energía que nos empuja a no resistirnos más, a resetear y a empezar de nuevo. Esta influencia saturnina nos pide que integremos una nueva energía en nuestra vida, pues de lo contrario, «esa energía me patea». Se trata de reconocer que hay límites, que hay tiempo, y que cuando no los respetamos, nos chocamos contra ellos.

La presencia de Júpiter en Géminis durante el último año ha sido particularmente curiosa, generando cuadraturas con Saturno. Estas cuadraturas no siempre son negativas, pero sí nos ponen a prueba. Para Géminis, esta configuración ha representado un conflicto entre las inmensas posibilidades que su mente vislumbraba y la realidad que le exigía centrarse, volverse adulto y responsabilizarse. Ha sido un periodo de polarización, de «demasiado tema, demasiado Júpiter, demasiadas cosas, demasiadas alternativas», pero también de «mucha contracción y momentos de mucho cierre». La experiencia de esta cuadratura invita a una evaluación: «¿qué me dejó Júpiter en este camino?».

En este panorama, el discernimiento se convierte en una herramienta fundamental. Géminis, regido por Mercurio, tiene una gran capacidad para ello, permitiéndonos dar la importancia justa a cada cosa y no caer en la frustración de la ambigüedad. No todo es blanco o negro; hay una vasta gama de tonos y velocidades que debemos aprender a reconocer.

Otro aspecto crucial que emerge de esta energía es la negociación, un don inherente a Mercurio y Géminis. Como «Dios de los mercaderes», Mercurio nos enseña que a través de la negociación y el comercio, podemos abrirnos espacios sociales y culturales que quizás no nos fueron dados por nacimiento. Se trata de observar, copiar lo que otros hacen bien y encontrar la manera de ponernos al nivel de los demás. Es el momento de «negociar con nosotros mismos», reconociendo nuestra materia interna, qué tenemos y qué podemos ofrecer.

La luna nueva en Géminis nos invita a retornar a la inocencia infantil, a sacudirnos las rodillas y a levantarnos después de una caída, a la acción, al juego y al aprendizaje constante. Cuando somos adultos, a menudo estamos tan prevenidos que, en lugar de aprender, rechazamos. Esta luna nos recuerda que la vida y los nuevos tiempos no buscan dañarnos, sino hacernos evolucionar y renovarnos. Si miramos el panorama con «ojos protectivos» en lugar de con inocencia, nos perdemos las oportunidades y caemos en la crítica destructiva.

Finalmente, el mensaje es claro: «haga lo que tenga a la mano». Con tanto movimiento cósmico, la clave es vivir, moverse, negociar, comerciar, hablar, admitir y reconocer. Es hora de dejar de pensar tanto y de atreverse a simplemente hacer las cosas. La Luna Nueva en Géminis, como la entrada de Saturno en Aries, nos da la capacidad de amoldarnos a estas nuevas decisiones y de bailar al son que nos toque la vida, con inteligencia, empatía y una gran capacidad de avance. Es tiempo de sembrar para el futuro, de cultivar con tiempo y dedicación para que la cosecha sea abundante.

Signos Mutables y Adaptabilidad: La capacidad de los signos mutables para cambiar y amoldarse a climas extremos y situaciones externas. Luna Nueva en Géminis: Su significado como puerta de entrada a un «nuevo tiempo» y su rol en la comprensión de las nuevas dinámicas. Saturno en Aries y la Renovación: La importancia de Saturno como medidor del tiempo y estructurador, y su entrada en Aries marcando nuevos comienzos. Desafíos de Júpiter en Géminis: La experiencia de las cuadraturas entre Júpiter y Saturno, generando conflictos entre posibilidades y la necesidad de madurez. El Discernimiento Geminiano: La cualidad clave de Géminis y Mercurio para entender la importancia de cada cosa y evitar la frustración. La Negociación y el Mercader Interno: Cómo Géminis y Mercurio permiten abrir espacios a través del comercio y la adaptación a las circunstancias. Retorno a la Inocencia: La importancia de la capacidad infantil de aprendizaje para ver oportunidades y evitar la crítica destructiva. Practicidad y Plasticidad: La habilidad de la Luna Nueva en Géminis para buscar alternativas y soluciones prácticas ante situaciones rígidas. La Cosecha del Futuro: La necesidad de integrar la energía de Saturno en la vida, ordenando y dedicándose para cosechar resultados positivos a largo plazo. Vivir el Momento y Actuar: El mensaje de Géminis de moverse, negociar, comerciar e interactuar ante la abundancia de aspectos astrológicos.

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